lunes, 18 de noviembre de 2013

Poema dedicado a Córdoba, Joaquín Sabina.

Uno inventa siempre la misma canción,
del poeta borracho y su musa,
del teclado medallo del acordeón,
del pecado mortal sin excusa.

Uno canta siempre la misma canción
otra noche en el bar de la esquina,
cerca de la estación donde duerme un vagón,
cuando el tiempo amenaza rutina.

Uno rumia siempre la misma canción
como un perro ladrando a la luna,
con la misma trompeta y el mismo trombón
de mariachi que estuvo en la tuna.

Uno acaba nunca la misma canción
tan Mezquita, tan judeo-cristiana
cuando llega la hora de alzarse el telón
se despierta en Córdoba la llana.


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