En 2010 numerosas calles del casco
histórico aparecieron renombradas de forma anónima con frases. Los
rótulos, simulación perfecta de azulejos realizada en papel, están
por todas partes. Desde el Portillo a la Calleja de la Luna, el
Realejo, la Cruz del Rastro o la calle Cardenal González. Dicen
cosas, en principio, absurdas como "Yo paso", "Topalante",
"Sigue buscándome", "Por aquí podemos atrochar",
"En tu casa", "O en la mía", "El quinto
pino", "Dónde vas"... Pero seguramente todos los que
hemos pasado por allí le hemos intentado dar un significado,
creyendo que era su verdadero nombre. Ayuntamiento, Junta,
Capitalidad o Cosmopoética no tuvieron nada que ver con esta
iniciativa, por lo que solo queda la posibilidad de que se tratese de
provocador urbano, un artista empeñado en dejar su huella en las
calles o interesado en causar alguna reacción entre los viandantes,
en este caso, a través de la palabra.
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